Esta es una de mis piezas preferidas, una antígua consola que compre en un rastro y solo Dios sabe lo que me costó arrastrarla sin que se desmontara por el camino, por qué la verdad es que la pobre estaba para cogerla con pinzas.
Le apliqué un tratamiento para la carcoma, una buena limpieza, lija incluida y el resto ya lo veis.
Acabó en un precioso piso de techos altos, por el centro de Barcelona, donde una encantadora pareja le dió alojamiento en un sítio privilegiado.
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